Hay que repensar constantemente qué escuela queremos y hacia dónde vamos
La educación es una de las principales áreas golpeadas por la pandemia de coronavirus, precisando una urgente adaptación y transformación para acometer nuevos desafíos y mantener su compromiso con la formación de las nuevas generaciones.
En este contexto, resulta enriquecedor conocer y aprender de las experiencias recopiladas por distintos centros educativos, como la Nueva Escuela Argentina (NEA). Pablo Galli, docente y prosecretario de esta entidad, nos resume en esta entrevista la situación que han tenido que superar, así como las incertidumbres y oportunidades que se plantean.
¿Qué es la NEA?
Es una institución educativa de gestión privada en constante crecimiento y con 38 años de trayectoria. Pertenece a la ciudad de La Plata (Buenos Aires, Argentina) y está dedicada a brindar educación laica y mixta. Cuenta con tres niveles educativos: inicial, primario y secundario; tenemos matriculados a cerca de 600 alumnos. Los pilares fundamentales son la educación medioambiental, la socioemocional y la tecnológica, haciendo esto de manera colaborativa, interdisciplinar y generando competencias y habilidades en nuestros estudiantes para la vida en un mundo cada vez más desafiante e incierto.
¿Cómo están afrontando ahora el reto de la vuelta a las clases presenciales?
Estamos a punto de iniciar un nuevo ciclo lectivo. Durante el receso de enero el equipo de conducción ha trabajado en el desarrollo de protocolos (uno de seguridad e higiene y otro de gestión emocional) que se conectan en un proyecto de educación para la salud, así como en propuestas que nos permitan el regreso seguro a la presencialidad; para ello, se creó un comité de crisis, conformado por actores de los diferentes niveles institucionales y encargado de diseñar dichos protocolos de seguimiento y contención tanto del personal como de los alumnos y sus familias. Estos mismos no solo contemplan las medidas sanitarias, sino que hacen un fuerte hincapié en los aspectos emocionales, afectivos y vinculares, con una mirada centrada en el autocuidado, el cuidado del otro y el desarrollo de la autonomía. Si bien en la virtualidad siempre buscamos fortalecer los vínculos, creemos que la presencialidad es vital para el desarrollo del aspecto social relacionado con la educación.
Imagino que los primeros momentos de la pandemia fueron especialmente duros y supusieron importantes cambios en vuestras rutinas de trabajo...
Las medidas de confinamiento adoptadas en nuestro país llevaron a que la totalidad del año escolar fuese virtual, con un periodo de revinculación al final. El aislamiento social preventivo y obligatorio se impuso en la primera semana del comienzo de las clases, en el mes de marzo de 2020. A partir de ahí, la educación fue a distancia, con clases sincrónicas y asincrónicas, lo que supuso un desafío y la oportunidad de potenciar una serie de cambios que nuestra escuela ya venía llevando adelante: clases invertidas, plataforma educativa, adopción de nuevas tecnologías,…
A fin del ciclo lectivo, que en nuestro país es en diciembre, logramos, gracias al esfuerzo de nuestro equipo de conducción y a que poseemos instalaciones adecuadas, reencontrarnos con nuestros alumnos en un periodo de revinculación, en el cual no se trabajaron contenidos curriculares sino el reencuentro en la presencialidad, que tanto necesitábamos como comunidad educativa. Se hizo mediante burbujas de no más de 10 alumnos y un docente. También pudimos hacer los actos de entrega de diplomas, para los alumnos que inicial que pasaban a primaria, los egresados de primaria y nuestros egresados de secundaria de forma presencial, cumpliendo todas las medidas de prevención previstas. El acto fue transmitido por streaming para el resto de la comunidad educativa.
¿Y cómo están acogiendo estas medidas de prevención los profesores, los alumnos y los padres?
En este momento nos encontramos capacitando a todos nuestros equipos (docentes, personal administrativos, auxiliares,…) en los protocolos diseñados noviembre y presentados en diciembre a IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), y programamos reuniones con las familias, previas al comienzo del ciclo lectivo, para trabajar en conjunto en la adopción de estas medidas. Estamos seguros que todos los actores institucionales están comprometidos en el cumplimiento de estos protocolos.
Sin duda, es crucial asegurar la presencialidad...
Sin duda. Pero debe ser un regreso seguro, por eso el trabajo con expertos en seguridad e higiene, la verificación del protocolo por IRAM, el desarrollo de medidas de prevención, para poder anticiparnos a la posibilidad de la vuelta al cole sin poner en riesgo la salud de nadie. Para nuestro proyecto educativo, el desarrollo psicosocial del estudiante es muy importante y, en este sentido, la presencialidad es irremplazable. Por eso, en este momento nuestros esfuerzos están concentrados en lograr el objetivo ese objetivo. Preparamos aulas híbridas e inteligentes, donde algunos alumnos estarán de modo presencial y otros nos verán desde sus casas, y los grupos irán rotando.
¿Qué recursos tecnológicos estáis empleando para adaptaos a la nueva realidad?
Hemos diseñado aulas inteligentes, donde dispondremos de medidores de CO2, atendiendo a que la concentración de dióxido de carbono favorece el contagio del COVID-19; esto nos ayudará a saber en qué momento es oportuno tener una pausa para ventilar el aula. Estos medidores serán diseñados por nuestro equipo de InnovaNEA, en colaboración con los alumnos, puesto que estas medidas las tomamos, además, como oportunidad para enseñar prácticas saludables y los fundamentos científicos que las apoyan. Esta iniciativa se incluye dentro de un proyecto transversal de educación para la salud llamado “Me cuido, te cuido, nos cuidamos”, bajo el lema aulas inteligentes, alumnos conscientes.
Igualmente, disponemos de ventilación cruzada y contaremos con decibelímetros fabricados con nuestra impresora 3D, para medir el aumento de la voz (a más decibelios en el uso de la voz, mayor es la distancia que recorren las microgotas que favorecen el contagio).
Si tuviésemos que volver a la virtualidad, retomaríamos las mejores prácticas adquiridas el año pasado: clase sincrónica y asincrónicas, plataforma virtual en los 3 niveles, plataforma lúdica para los alumnos del nivel Inicial, tutorías personalizadas, parejas pedagógicas, hospedadores en cada clase y kits de robótica, para que los alumnos puedan completar los contenidos previstos para este año.
Es evidente que la tecnología está siendo de gran ayuda en este entorno, pero ¿qué puede suponer para el alumno la falta prolongada de presencialidad, de contacto en vivo y en directo con sus compañeros y profesores?
Desde la NEA pensamos desde el primer momento en los efectos que la falta de presencialidad puede ocasionar a nivel emocional, tanto en alumnos como en docentes.
Por eso generamos una serie de encuentros con alumnos enfocado en la gestión emocional, además de un espacio de mindfulness para docentes, también enfocado en trabajar la ansiedad que provoca el aislamiento. Buscamos contener de un modo muy cercano, charlando con cada familia de aquellos alumnos que descontinuaron su trayectoria escolar por cualquier motivo, así como estuvimos atentos a casos de ciberacoso. Consideramos fundamental la presencialidad para el desarrollo integral de nuestros alumnos, creemos que la educación no solo debe transmitir contenidos, sino que, fundamentalmente, debe favorecer el desarrollo de habilidades sociales: los humanos somos seres gregarios que nos realizamos en convivencia con otros, debemos potenciar el trabajo colaborativo, la empatía, el respeto y la coexistencia pacífica.
¿Habéis tenido que adaptar los temarios de contenidos a la situación?
Desde el primer momento de suspensión de clases presenciales estuvimos trabajando con clases sincrónicas y asincrónicas, lo que nos permitió cumplir, en la mayoría de los casos, con los contenidos previstos en las planificaciones. De todas formas trabajamos con núcleos de aprendizajes prioritarios, que nos permitieron poder armar una adecuada valoración de las trayectorias escolares en un año tan particular como fue el 2020. Muchos contenidos los adaptamos a la situación, así fue como tuvimos encuentros de ciudadanía digital, donde trabajamos con todos los alumnos del nivel secundario, y 5º y 6º de Primaria contenidos como seguridad digital, ciberbullying, fake news y el concepto de prosumidor. Este mismo proyecto lo adaptamos e incluimos en capacitaciones para docentes de nuestra institución, en un espacio de reflexión e intercambios de las experiencias que estábamos viviendo en el contexto de virtualidad. Sostuvimos proyectos históricos (como modelo ONU, socios por un día, taller de Linkedin,…). Y convocamos a toda la comunidad a un nuevo espacio llamado cibercafé, donde charlamos con invitados de gran trayectoria para contarnos su experiencia y enriquecernos con su mirada.
¿Cómo están afectando todos estos cambios al trabajo habitual de los docentes y cómo van de ánimos?
Esta situación ha supuesto un gran desafío y, sin duda, inicialmente hubo mucha incertidumbre para muchos docentes, sobre todo porque era la primera vez que íbamos a dar clases de modo virtual. Desde el colegio diseñamos una programación para que los alumnos tuvieran clases sincrónicas todos los días, respetando las materias previstas para cada jornada y, además, contenidos asincrónicos por nuestra plataforma virtual. Para enriquecer nuestros recursos en este nuevo medio virtual, nuestro equipo de Innovanea ofreció formaciones virtuales diarias a nuestro personal docente.
Ha sido muy abrupto el cambio, y los estados de ánimo han sido muy variados. Aunque nos preparamos y capacitamos para incorporar las nuevas tecnologías en el aula, la virtualidad total implicó adaptarse al nuevo entorno y perder el contacto con el alumno y los compañeros. La camaradería y el apoyo entre pares y el acompañamiento de los equipos de dirección han sido vitales para superar esta situación.
Este curso nos volvemos a enfrentar con un gran cambio, marcado por la nueva presencialidad, donde deberemos aprender nuevas formas de vincularnos, de saludarnos, relacionarnos con distancia. Vamos a seguir apostando fuerte por la educación para la salud y la gestión emocional, para atravesar unidos este comienzo que genera incertidumbre, pues es algo desconocido y nuevo. Así como pudimos superar las vicisitudes el año pasado, estoy seguro que este año vamos a poder alcanzar nuestros objetivos.
¿Os consta que toda esta situación esté impactando negativamente en el rendimiento académico?
Desde el primer momento llevamos registro de sus trayectorias escolares, conectividad, entrega de trabajos, participación en las clases sincrónicas y asincrónicas, participación en proyectos. En Argentina existió mucha confusión desde los medios de comunicación acerca de cómo se iba a evaluar a los alumnos durante la pandemia, sobre qué criterios podrían ser seleccionados y cuáles no. Nosotros trabajamos, desde un primer momento, con rúbricas, que tienen en cuenta el desarrollo de habilidades, la participación, la apropiación de contenidos y, además, realizamos las valoraciones de forma colegiada, por área y por proyecto. Para nosotros es fundamental el adecuado seguimiento de las trayectorias escolares de los alumnos.
¿Cuál es el proceder cuando se confirma un caso de COVID-19 en un niño matriculado en vuestra institución?¿Y si el afectado es un familiar o contacto directo de este niño?
En el protocolo de seguridad e higiene verificado por IRAM y aprobado por las autoridades educativas, los padres deben presentar una declaración jurada. Diariamente, se toma la temperatura al ingresar en el centro y se higienizan las manos en la entrada. Si el alumno presenta síntomas durante la jornada escolar se le aísla, en un aula especial, con la señalética adecuada y con un cuidador debidamente protegido.
Si la familia nos informa de un caso positivo de un alumno, nuestro comité de crisis avisa a todos los actores, se activa el protocolo COVID, se lo contiene y se le mandan las actividades pedagógicas por e-mail. Se le facilita al alumno clases grabadas y, en caso de necesitarlo, se le asiste con tutorías virtuales. El curso pasado, en el nivel Primario no hubo casos y solo 2 en el Secundario.
El desafío que tenéis por delante es grande...
Sin duda. Los alumnos argentinos no han ido a clases presenciales durante casi la totalidad del 2020 y nos preguntamos también el impacto de todo esto a nivel de desarrollo. Uno de los grandes desafíos de la vuelta a clase es saber que nos vamos a encontrar con alumnos que han discontinuado el hábito de ir al colegio, y que en muchos casos sus conductas de sueño, alimentación, concentración se han modificado por el confinamiento. Debemos tener una mirada atenta y empática para ser, como comunidad, lo más resiliente posible frente a esa realidad.
¿Alguna ayuda o demanda especialmente urgente y explícita para hacer a las autoridades competentes en relación con la situación que existe actualmente en la educación escolar de vuestro ámbito?
En este momento se plantean diferentes escenarios posibles de vuelta a clase. Estamos trabajando duramente para poder dar respuesta a cualquier escenario posible.
Pero creemos que las autoridades deben estar fuertemente comprometidas en el regreso seguro a las clases.
La presencialidad es necesaria y posible, y debemos trabajar todos juntos para que sea una realidad: los alumnos necesitan estar en el colegio. Es por eso que trabajamos de forma activa, llevando propuestas y generando todas las condiciones para que esto ocurra.
Tratando de mirar con cierto optimismo la situación y sacar algo positivo, ¿extraéis alguna lección o aprendizaje que pueda servir para mejorar en el ámbito escolar?
La enseñanza más fuerte es que es posible cambiar nuestras prácticas siempre que lo hagamos de forma colaborativa, que hay que repensar constantemente qué escuela queremos y hacia dónde vamos. Esta situación nos invitó a estar más cercanos, a tratar de entender qué necesitaban nuestros alumnos y nuestros compañeros de trabajo. Debemos potenciar estos aspectos vinculados a la empatía y al trabajo en equipo como el único camino para lograr una educación afectiva y significativa.
¿Hacia dónde nos dirigimos?
Como decía Eduard Punset, los cambios institucionales se producen generalmente de una manera lenta, pero hay momentos en la historia que son una ventana para el cambio. Nosotros creemos que este es uno de esos momentos, y el rumbo de esos cambios va a depender de lo que hagamos y pensemos.
Desde la NEA apostamos por la socio y neuro educación, así como por la apropiación consciente de las nuevas tecnologías.
Queremos una educación donde no solo esté presente el cómo sino el para qué, atendiendo a desarrollar la empatía como base de nuestros valores. Y consideramos que el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de habilidades sociales debe ser la base de los aprendizajes.