Profilaxis Digital
Bermúdez estaba nervioso. Le habían filtrado alguna información, pero no terminaba de creérsela. No fue hasta unas horas más tarde que le confirmaron la noticia.
Se produjo tal y como él esperaba. Le vibró el reloj y vio que alguien le estaba llamando: un número oculto. Hacía tiempo que no veía aquello de “Núm. Privado”, pero su corazón le decía que tenía que descolgar.
- ¿Dígame?
- ¿Señor Bermúdez?
- ¿Sí?
- Le paso.
- ¿Eh?
- ¡Alfonso!
- ¿Quién es?
- Holaaa, Alfonsooo, ¿qué tal?, soy Pedro. Supongo que esperabas esta llamada. Pues nada, que voy al grano, que tengo unas cuantas llamadas por hacer: he pensado en ti para llevar Innovación. Sabes que esto también incluye cuestiones delicadas, como la colaboración con Interior para la ciberseguridad, delitos informáticos, etcétera, así como la ayuda a Igualdad en cuestiones de ciberacoso, pederastia y delitos sexuales, ¿verdad?
- Hola, Pedro. Caray, déjame que me recomponga un poco de la noticia, que no por esperada deja de ser impactante. En cualquier caso, tienes mi aceptación con los ojos cerrados. Veremos cómo me desenvuelvo, pero es un reto que no puedo rehusar. Muchas gracias.
Bermúdez se acababa de convertir en el nuevo ministro de Innovación. No tenía muy claro cuál sería su cometido, qué equipo se iba a encontrar, si podría contar con colaboradores de confianza o hasta qué punto sus decisiones acabarían materializándose en nuevas leyes, pero se lanzó con los ojos cerrados, sin saber si le esperaban hienas voraces o algodones mullidos.
Hacía dos años y tres meses que esperaba la providencial llamada que le abriera las puertas de un cargo con poder de decisión. Desde que su pequeña Laura terminó con todo, Bermúdez no ha conseguido dormir más de dos horas seguidas. Vivía en un infierno con la esperanza de que su posición en el partido le permitiera acceder a una posición desde la que pudiera poner su grano de arena para que sucesos como aquél no volvieran a ocurrir.
La reunión
Llegó el primer Consejo de Ministros y su propuesta no se hizo esperar. Al llegarle el turno de intervención, y tras delinear la hoja de ruta del Ministerio, Bermúdez se levantó de su asiento, se abrochó la americana y, rompiendo todos los protocolos, pero con toda la determinación, se dirigió a todos sus homólogos y, especialmente, al presidente.
- Señoras ministras, señores ministros, presidente —decía mientras deambulaba por la sala—, permítanme realizar una excursión del orden del día. Como algunos de ustedes sabrán, fruto de la relación personal que nos vincula, hace dos años perdí a mi hija a consecuencia de las heridas físicas, pero sobre todo psicológicas, que le produjeron los abusos y agresiones sexuales a los que tres de sus compañeros la estuvieron sometiendo repetidamente desde hacía varios cursos. Nunca lo confesó. Nunca tuvo el valor de denunciarlo, ni siquiera a su madre. Si no hubiese dejado la nota póstuma antes de lanzarse a la vía del metro, nunca se habría hecho justicia. Justicia.
¿De qué sirve la justicia, si no me va a devolver a Laura? —añadió— La justicia no es más que una venganza que azota a los más débiles y cobardes, cuando lo que hay que hacer es educar, enseñar y regular la raíz del problema.
A Bermúdez le empezaba a temblar la mandíbula, pero recordó el consejo de su abuelo Alfredo: cuando la emoción te impida hablar, encoge el vientre, aprieta la barriga, concéntralo todo ahí para que tus palabras no encuentren el nudo en la garganta y puedan salir sin obstáculo. Prosiguió.
- Presidente, sé que la decisión de nombrarme ministro ha sido exclusivamente suya. Hace muchos años que nos conocemos, nuestras esposas se conocen, hemos compartido momentos inolvidables y es muy probable que esto me haya hecho ganar su confianza, una proximidad que también le ha permitido vivir de cerca mi tragedia. Por eso le agradezco especialmente la oportunidad que me otorga y por ende me propongo compensarle a usted, al Consejo y a toda la ciudadanía española con una propuesta de Ley que atajará de una vez por todas la lacra que nos azota desde que la tecnología digital entró en nuestras casas.
Detrás de muchas de las perversiones que cada día sufren tantas mujeres de este país está una incorrecta educación sexual, así como el acceso incontrolado a contenidos pornográficos. Los portales para adultos incluyen todo tipo de contenido degenerado y ajeno a cualquier realidad. Eso confunde a la adolescencia, les hace creer que el sexo pasa por todo eso que se ve en internet. Y de ahí a la sumisión forzada, solo va un paso.
A esas alturas, el ministro había dejado atrás todo temor. Con los ojos húmedos y con la confianza de un joven emprendedor, empezó a desgranar su propuesta.
- Señoras, señores, les propongo trabajar conjuntamente para emprender un proyecto pionero en el mundo. Todos sabemos el perjuicio que causan el tabaco, el alcohol y otras drogas, a las cuales no se tiene acceso hasta la mayoría de edad. Desde el Gobierno se trabaja duro para que los jóvenes no caigan en las redes del vicio y por eso se ha prohibido el consumo y la venta a menores. También se ha regulado el acceso a las apuestas de todo tipo. El control gubernamental en todos estos ámbitos han ayudado a tener una juventud más limpia, más sana. Ahí están los resultados.
Cierto es que siempre habrá quien encuentre la forma de saltarse las normas, pero el grueso de la ciudadanía las cumple y las respeta. Pues bien, ha llegado la forma de tomar cartas en el asunto.
La ministra de Igualdad escuchaba con atención y escepticismo a partes iguales.
- ¿Cómo va a hacer eso, Bermúdez? Nunca nadie ha podido resolver este problema. El acceso privado desde las casas es como querer poner puertas al bosque.
- No le vamos a poner puertas, señora Galvez, vamos a cercar el bosque. Permítame que me explique.
Todos tenemos un Documento Nacional de Identidad. Todos figuramos en un registro de población. Para entrar en los portales de la Administración necesitamos un certificado electrónico. Para pagar con tarjeta en internet necesitamos una verificación con altas medidas de seguridad. Desde hace varios años, el acceso a los sitios oficiales se ha simplificado manteniendo las medidas de seguridad. ¿Conocen ustedes el sistema Cl@ve? Seguro que sí.
Miles de españoles disponen del sistema Cl@ve para autentificarse de forma oficial, lo cual garantiza de forma absolutamente confidencial que quien está entrando es una persona con nombre, apellidos, DNI y, lo más importante, una edad contrastada.
Desde el Ministerio de Innovación he puesto a trabajar a nuestro equipo técnico y jurídico para que elabore una propuesta de Ley por la cual todos los sitios web con contenido para adultos que operen en España estén obligados a incorporar una pasarela de autentificación mediante Cl@ve PIN. Será un sistema verificador alojado y encriptado en los servidores seguros del Censo, así que la privacidad de los usuarios estará garantizada.
Del mismo modo que un menor no puede acceder a un casino ni comprar tabaco, la nueva pasarela impedirá también el acceso de los menores a portales de contenido para adultos. Dedicaremos todos los recursos necesarios a implementar rastreadores que bloqueen automáticamente la presencia en el Estado de cualquier página que aloje contenidos pornográficos sin tener una pasarela de autentificación implementada. Los portales que no cumplan con la nueva Ley serán sancionados y deshabilitados. - Pero, señor Bermúdez, habría que comprobar si en España tenemos competencias para elaborar una ley de este tipo o si dependemos del visto bueno de Europa —interrumpió el ministro de Exteriores.
- También me gustaría contar con la colaboración de su ministerio, señor Urbano —respondió Bermúdez. Estoy seguro de que no será un proceso fácil ni rápido. Como decía antes, poner una puerta en el bosque es tan sencillo como inútil. Aquí se trata de plantar una tela metálica en todo el perímetro de la pornografía. No estamos impidiendo su libre consumo ni pretendemos ser moralistas. Solo queremos que los contenidos que no son aptos para menores lleguen a esa franja de edad. Quien desee consumir pornografía tendrá que acceder a ella igual que accede al portal de la Seguridad Social o la Agencia Tributaria: mediante un filtro que, en este caso, solamente restringirá por edad.
Toda la mesa se quedó callada, pensando en la propuesta. La mayoría no se acababan de creer que una idea tan simple no se le hubiera ocurrido antes a nadie.
- Seguro que habrá algún escollo legal que nos impida implementar esta medida, señor Bermúdez —le interpeló el titular de Justicia. No lo va a tener tan fácil. Si no se ha hecho hasta ahora, será por algo.
- Seguro que sí. Los escollos están para superarlos. Y los niños, para jugar a cosas de niños. Solamente con que una persona salve la vida por habernos ahorrado miles de mentes de adolescentes insanos y confundidos, este humilde servidor se podrá sentir en paz. Y, conmigo, todos los padres y madres de este país.
Diciembre de dos mil treinta y pico
Han pasado seis años desde la implantación del Preservativo Digital. El último informe del INE ha revelado un descenso del 19% en el índice de criminalidad sexual. Los primeros meses de implementación del sistema no fueron fáciles. Mucha gente se sintió señalada e insegura de acceder a contenidos íntimos preservando la privacidad. Los que no tenían el sistema Cl@ve activado protestaban por la vergüenza de que la gente creyera que lo hacían para ver porno. El circo mediático tuvo carnaza durante un par de meses, hasta que las aguas volvieron a su cauce y se normalizó la situación.
Los delitos sexuales no desaparecieron, ni mucho menos. Pero sí se produjo una reducción de la mortalidad femenina y de las violaciones, especialmente las grupales. Al ver la nueva estadística, Bermúdez miró hacia arriba en silencio, y con los ojos vidriosos dibujó su primera y sutil sonrisa en muchos, muchos años.
A QUIEN PUEDA LEER ESTA HISTORIA
Se puede hacer mucho por mejorar el mundo que nos rodea, especialmente el problema del consumo inadecuado de pornografía por parte de menores de edad. Solo faltan buenas ideas, creatividad y, sobre todo, voluntad. Si este mensaje llega a alguien con suficiente poder de decisión, piense por un momento en sus hijos o nietos. Ponga en práctica esta idea o cualquier otra, pero haga algo.