IA Generativa: ¿una condena para los creadores?
Hace tiempo que la Inteligencia Artificial flirtea con los usuarios de smartphones –¿recuerdan las apps Prisma o FaceApp?– , que como un ejército de obreras han ido alimentando a lo largo de los años grandes bases de conocimiento para que los algoritmos, en algún momento de su desarrollo, empiecen a emanciparse y puedan prescindir de la colaboración humana.
Pues bien, ese click ya se ha producido. Salta a la cancha un nuevo jugador que hasta ahora no hacía más que buscar la forma de hacerse autodidacta: la Inteligencia Artificial generativa ha aprendido a aprender.
¿Qué es la IA generativa?
Son sistemas capaces de crear una composición artística, literaria, imagen, vídeo o creatividad de cualquier otra índole sin ninguna intervención humana y con un alto grado de realismo. Lo hacen a partir de una solicitud procedente de la imaginación del usuario, para procesarla y dar un resultado que cumpla con sus expectativas. El ejemplo más claro –que no el único– es Dall·E 2, un servicio gratuito de generación de imágenes a partir de una petición del usuario.
Cualquier cosa que nos podamos imaginar, por surrealista que parezca, la podemos introducir en Dall·E 2 y la máquina intentará complacernos. Quizá los resultados no serán 100% realistas y la mayoría de veces se notará que es una imagen artificial, pero si tenemos en cuenta que estamos en los primeros pasos de esta tecnología, podemos hacernos a la idea del potencial que podrá tener dentro de unos años. Actualmente, si pones “Mickey Mouse eating calçots”, el resultado se acerca mucho, pero todavía le faltan algunos ajustes. ;-)
Sin ir más lejos, en un artículo anterior ya vimos como un algoritmo es capaz de componer de cero una canción de Nirvana. Y por si fueran pocos ejemplos, en verano de 2022 se publicó la primera portada de una revista generada en 20 segundos mediante IA generativa:
¿Cómo consigue la IA generativa aprender sin intervención humana?
La idea en que se basan los sistemas generativos es de lo más sencilla. Todos sabemos que Google Lens es capaz de reconocer una imagen que nosotros le mostremos para identificar el contenido de ésta y devolvernos resultados relacionados. Pues bien, aquí entra en juego lo que se conoce como Red Neuronal Antagónica, que se dedican a comprobar la validez de las imágenes generadas por una Red Neuronal Generativa.
Es decir, que un sistema de generación de imágenes como Dall·E 2 se puede entrenar con un Google Lens (o equivalente) para que valide o descarte la calidad de la imagen creada, lo cual hará que el motor de generación aprenda del error y vaya componiendo imágenes cada vez más realistas.
Es un tuya-mía en el que unas veces gana el generador –burlando al validador y colándole una foto artificial–, mientras que otras veces el ganador será el sistema comprobador, que intercepta las imágenes artificiales que tengan errores de realismo. Cuando uno de los dos pierde, aprende, y eso es lo que hace que cada vez los productos generados sean más y más plausibles, a la vez que crece la especialización de los motores de búsqueda por imágenes.
¿Cómo consigue la IA generativa realizar todo?
Más arriba hemos visto la primera portada de revista generada mediante un sistema de IA generativa. También se están empezando a ver artículos en muchos medios de comunicación online que se nutren de generadores como Dall·E 2 para obtener fotos que optimizan con herramientas como PixelUp, y todo de forma gratuita, cuando en otro momento habrían puesto una imagen de Stock que les habría costado un dinero. Si se corta el grifo de las imágenes de pago, ¿qué pasará con muchos fotógrafos?
Está claro que la evolución tecnológica ha obligado, está obligando y obligará a muchos sectores profesionales a reinventarse, y parece que la tormenta se acerca al vecindario de los fotógrafos, ilustradores y diseñadores.
Es cuestión de tiempo que los sistemas de creación de artículos periodísticos sobre Inteligencia Artificial sean capaces de componer textos interesantes por sí solos, sin la necesidad de que intervenga ningún autor humano. Yo, por si acaso, me despido de antemano con mi más sincero agradecimiento.